PeronExit reloaded

 



Me quedé pensando en este concepto que desde hace tanto vengo trabajando, aunque no le había puesto un nombre, y decidí hacer un breve recuento explicativo para que quede claro a qué me estoy refiriendo.


Desde hace un tiempo vengo trabajando esa imagen del oso polar montado en un témpano que naufraga a la deriva, en peligro de extinción pero inconsciente de su destino de zozobra. Nosotros, los peronistas, somos en cambio una especie que se encuentra en extinción pero plenamente consciente de su destino de finitud.


Hace un tiempo vi en un documental el asquerosísimo ejemplo de una especie de gusano o de larva parásita que habita en el interior de un huésped hasta que un buen día se sale, partiendo al medio al desgraciado bicho que lo venía teniendo dentro. Libélulas, mariposas y otros desafortunados artrópodos son ocupados por este deleznable gusano que durante un tiempo los usa como hogar para finalmente implosionarlos desde las entrañas, habiéndose alimentado suficientemente de ellas, para ir a parar a las aguas de algún río donde termina su nefasto ciclo vital.


Estos simpáticos bichos se comen a sus anfitriones para más tarde asesinarlos atravesándolos de lado a lado, no sin antes llenarles el cuerpo de una neurotoxina que les cambia por completo el comportamiento conviertiéndolos en algo muy distinto a su naturaleza justo antes de causarles la muerte. He ahí un caso extremo de parasitismo.


Y es que ambas imágenes combinadas, ambas extraídas de la más salvaje naturaleza, podrían explicar bastante cabalmente de qué hablamos cuando hablamos de PeronExit. 


Claro que el término no es casual; responde no a esa moda de meterle a todo un término en inglés para hacerse el platudo, sino evidentemente a esa otra moda de ponerle “exit” (salida) a todo proceso de separación de una unidad política respecto del bloque al que pertenecía. Pasó el famoso Brexit —la salida de la Gran Bretaña del bloque del mercado común de la Unión Europea, contracción de “Britain” y “exit”— y en nuestro país se arenga nuestro criollo aunque no menos anglófilo “Mendo-exit”, como proyecto de escisión de la provincia de Mendoza respecto del territorio nacional de la Argentina. 


El PeronExit sería, entonces, ese intento denodado por parte de la élite global, la oligarquía financiera internacional, la sinarquía mundial o comoquiera que te guste llamarle, con su componente histórico británico, por supuesto, por lograr la separación del peronismo respecto de la política argentina para lograr su escisión definitiva respecto del poder en el Estado argentino.


Dicho en criollo, lo que vengo señalando hace meses, solo que ahora le puse un nombre para que se sepa de qué hablo sin referir la totalidad de los caracteres del proceso. 


A partir de ahora, cada vez que quiera referirme al proceso de borrar al peronismo del corazón del pueblo para lograr su rechazo por parte de las mayorías populares hablaré de PeronExit. Y el inglés no es gratuito, ya en otro tiempo y sin que en el medio pareciéramos haber aprendido mucho nada Raúl Scalabrini Ortiz habló acerca del rol de la diplomacia inglesa en las intrigas que conllevaron la separación del territorio de los antiguos virreinatos españoles en unidades políticas mucho más pequeñas, allí por el tiempo de las guerras de independencia. 


“Más influencia y territorios conquistó Inglaterra con su diplomacia que con sus tropas o sus flotas. Nosotros mismos, argentinos, somos un ejemplo irrefutable y doloroso. Supimos rechazar sus regimientos invasores, pero no supimos resistir a la penetración económica y a su disgregación diplomática. La historia contemporánea es en gran parte la historia de las acciones originadas por la diplomacia inglesa”, nos dice este pensador de lo nacional, y prosigue: “El arma más temible que la diplomacia inglesa blande para dominar los pueblos es el soborno. Inglaterra no teme a los hombres inteligentes. Teme a los dirigentes probos”.


El PeronExit, entonces, es la ruptura de esa amalgama de lo nacional que se llama peronismo para, a través de la disgregación social lograr la atomización y en definitiva, la dominación. Quién sabe cómo se sentiría Scalabrini hoy si viera que tantas décadas después de sus definiciones aún los problemas siguen siendo los mismos. 


O quizás sean peores, cuando hablamos de “PeronExit reloaded” (recargado) lo decimos porque este proceso no nos involucra solo a los peronistas, y no solo nosotros nos damos cuenta, sino que otros actores también lo están advirtiendo. Lo advierten los sectores productivos de capital nacional que no son peronistas pero tampoco son tontos y saben bien que solo ganarán plata si los trabajadores tienen plata que gastar y si el Estado les garantiza las condiciones de la producción, pues ellos viven del abastecimiento del mercado interno.


El PeronExit no solo abarca a los peronistas, no solo nos atañe a nosotros, lo que muchos no saben es que la salida del peronismo de la política grande argentina implica a todos los argentinos, porque el peronismo es el único movimiento de liberación nacional que va a defender la independencia económica y la soberanía política en el país. Es el único movimiento, además, que puede hacerse cargo del país en contingencias de crisis sin que sus costos recaigan sobre los trabajadores activos, los pasivos o los sectores productivos que brindan trabajo, bienes y servicios a la comunidad.


El proceso al que nos están conduciendo es la culminación de la desperonización que por infinitos medios han intentado las fuerzas brutales de la antipatria desde 1955 hasta hoy. Lo que no pudo el Plan CONINTES, lo que no pudo el vandorismo colaboracionista, lo que no terminó la dictadura genocida, lo que estuvo a punto de terminar el parasitismo neoliberal pero se revirtió en buena medida por el resurgimiento de la política peronista en los años del kirchnerismo, todo lo que no lograron tantas embestidas lo está consiguiendo hoy la socialdemocracia con su moral progresista de izquierda alienígena a ojos del pueblo.


La socialdemocracia progresista es el parásito que se alimentó de nosotros, desde nuestras entrañas, y poco a poco eclosiona dejándonos hechos un cascarón vacío, no sin antes habernos inyectado de neurotoxinas que contaminan nuestro hacer, nuestro pensar y nuestro sentir y modifican nuestra doctrina para convertirla en algo completamente diferente de lo que siempre ha sido.


El PeronExit es el triunfo final del enemigo y está teniendo lugar ante nuestros ojos sin que podamos ya hacer nada por evitar el final, que es inexorable. Nos encontramos como Casandra frente al caballo de madera, plenamente conscientes de lo que se avecina y al mismo tiempo plenamente conscientes de nuestra propia contingencia, de nuestra inutilidad, de la incapacidad de vencer al Diablo, porque es frente a él que nos estamos enfrentando en esta Troya contemporánea que se llama Argentina.


Somos el oso que naufraga en el témpano a sabiendas de que nos espera la extinción, pero a diferencia de este seguiremos los pasos de Casandra quien aunque siempre supo que era inútil, pues su maldición consistía en estar condenada a decir la verdad sin que nadie le creyera, de todos modos nunca dejó de gritar. 


Si nadie nos oye no importa. Igual gritaremos y patalearemos, porque como dijo alguna vez el General San Martín, hay que enseñarles a los ingleses y todos sus personeros locales que los argentinos (y me permito decir, los peronistas) no somos empanadas que se comen sin más esfuerzo que el de abrir la boca. 

Comentarios