El aborto es libre, la maternidad, no

 



 (Publicado el 15 de enero)


Hoy oía al presidente de la Nación hablar acerca de la conveniencia de poder practicarnos un aborto en todo momento, para que no cupiera el “riesgo de estar embarazada” en el contexto, por ejemplo, de la búsqueda laboral.


Palabras más palabras menos, Alberto Fernández nos advertía que de acuerdo con su cosmovisión, un hijo es un escollo en la vida de la madre, un problema que se puede resolver de manera fácil y limpia sin mayores conflictos.


Y yo pensaba precisamente en la facilidad tan desigual entre la opción de abortar un embarazo no esperado y la decisión de encarar la maternidad en el momento en que esta se presente, aún cuando no la hayamos “deseado” o “buscado”. Es absolutamente abismal la distancia entre hacer frente a ese desafío o literalmente arrojarlo a un tacho de basura.


Porque si el aborto en la Argentina es libre, la maternidad no lo es. Lo digo por experiencia propia. Soy mujer, conozco mi potencialidad para ser madre tanto como conozco mis habilidades y mi voluntad eterna de dar amor. Soy una mujer madura, paciente y me llevo de maravillas con los niños. Estoy formada en docencia, he enseñado a leer y a sumar a niños cuyas maestras daban por perdidos cobardemente, siempre enseñé con amor y pura vocación, aunque el magisterio no era mi área de estudio. Humildemente sé que estoy mucho más preparada para ser madre que muchas otras mujeres que se encuentran con la maternidad casi por accidente, sin haberla previsto y sin herramientas suficientes para hacerle frente. ¿Que seguro me encontraría con situaciones que me desbordarían? Seguramente, pero eso no significa que no tenga potencial para ser una buena madre.


Y sin embargo, aquí estoy. No solo no tengo hijos sino que estoy casi al ciento por ciento segura de que no los voy a poder tener, sencillamente porque si abortar es libre, ser madre no lo es. Ser madre demanda toda una infraestructura que no poseo y a esta altura dudo poder obtener antes de que se me haya pasado el cuarto de hora, porque soy grande y no quiero ser la abuela de mis hijos.


Pero no puedo pensar en tener un hijo cuando en Argentina acceder a una vivienda es un desafío imposible. No puedo pensar en tener un hijo cuando un salario promedio no alcanza a una familia para vivir. ¿Para qué mierda querría parir un hijo al que solo viera un ratito a la noche, ya dormido, pues en nuestro país el salario es absolutamente prohibitivo y para vivir tienen que trabajar tiempo completo dos miembros de una familia? Yo no quiero ser una mantenida, changueo desde los quince años, trabajo desde los diecisiete, estudié dos carreras, me sostengo y ayudo a mi familia. Pero si decidiera tener una familia mía, sería para dedicar de lleno mi tiempo a la formación de mis hijos o de otro modo, ¿qué caso tendría? ¿Trabajaría para pagar a la niñera mientras mi hijo crece silvestre sin mi apoyo y sin mi amor? No tiene sentido, me rehúso a vivir así.


Y claro, lo más gracioso es que toda mi diatriba interna es absolutamente fútil, no tiene sentido alguno porque no hay forma de que hoy en día me pueda siquiera plantear la posibilidad de engendrar. Porque el hombre a quien amo, el único hombre a quien realmente amé, al que me llevó siglos encontrar, el que realmente transformó mi perspectiva y me hizo plantear por primera vez en la puta vida la remota posibilidad de formar una familia no está conmigo. Tuve que dejarlo ir —o mejor dicho, tuve que impulsarlo a irse del país— porque en este país donde nacimos y al que amo no era más viable la supervivencia. Un tipo con estudios, un profesional más que tiene que huir de su propia patria porque esta lo expulsa, le niega las oportunidades. Y vaya uno a saber cuándo demonios nos podremos reunir.


Así que estoy sola, mientras el tiempo pasa y me salen más canas. Abortar es libre, tener un hijo no lo es. ¿Quién puede “elegir” ser madre cuando no sabe si dentro de unos meses no se va a quedar en la calle por no poder hacer frente a un alquiler? ¿Quién puede elegir entre ser madre o ser una trabajadora activa más cuando una pareja no se sostiene con el salario de uno solo? ¿Por qué elegiría una cosa como esa? Me siento una hija de puta deseando traer al mundo a un hijo para condenarlo a pasar necesidades.


Pero no es justo. Yo debería poder decidir ser madre o no serlo, no condicionada por agentes externos a mí misma, por circunstancias puramente económicas. Mi derecho a decidir solo será real y no una farsa el día que una mujer cualquiera tenga la libertad de gestar, parir y criar a sus hijos con la total certeza de que a estos no les faltará nada.


La única vía para alcanzar la libertad es la justicia social, la igualdad de oportunidades real, plasmada en número de comidas al día, en acceso a la vivienda, a la educación, al ahorro y al ocio para toda la comunidad organizada. Esa es la libertad que yo quiero.


El resto es sarasa.

Comentarios

  1. Compañera Rosario, que tenga un muy feliz año nuevo usted y sus seres queridos. Gracias por sus artículos que siempre nos invitan a pensar. Algo heroico en estos tiempos en que la mass media piensa, siente y vive por nosotros. Así nos fueron despojando de todo. Ya no vivimos, solo sobrevivimos, pero no cuestionamos toda esa escenografía montada para la destrucción humana. No. Se transita por la distopia en tiempo real que fueron construyendo los quías del Poder al calor de la destrucción de los valores occidentales que ellos mismos planificaron. ¿Tener un hijo? Mucho gasto. ¿Tener casa propia? Un lujo burgués. ¿Creer en Dios? Eso es de ignorante medieval. ¿Amar a la patria? Eso es de extrema derecha. Sabían donde golpear estos tipos. Quieren tener el estofado listo antes del 2030. Pero no nos han vencido y mientras existan voces como la suya y la de miles de compañeros, vamos a dar pelea. ¡Un fuerte abrazo!

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