(Publicado el 12 de febrero)
De todo el chorizo que me escribió esta persona (que no me interesa analizar ahora) me quedó resonando particularmente lo que resalto en amarillo.
Miren, es verdad que todas las mujeres hemos pasado por situaciones horribles que involucraban a hombres. Si quieren les hago una pequeña lista.
1) Cuando tenía unos doce o trece años yo estaba fortísima, la verdad, y me sentía mal porque siempre he sido muy sensual, muy femenina, es mi naturaleza, me muevo así, no lo puedo evitar. Y la verdad que era muy tímida y me asustaba que hombres adultos se fijaran en mí, que era una niña y les tenía miedo, porque una siendo niña una se siente amedrentada cuando el hombre la mira con deseo, sepan que es feo, no estamos preparados psicológicamente para digerir la idea de ser objetos del deseo sexual de otros cuando somos niños o adolescentes tan jóvenes. Una vuelta pasó algo feo de verdad: un tipo que siempre me piropeaba, por decirle de alguna manera, y me acosaba, me acorraló a la salida de la panadería donde él trabajaba (de ahí que lo viera siempre, mi padre me mandaba a comprar el pan) y me manoseó y me besuqueó. Logré zafarme porque vino gente y se hizo el boludo, salí corriendo y me fui. Llegué a casa llorando y mi papá me preguntó qué había pasado. Era casi la nochecita, papá me escuchó en silencio, se fue a la pieza a buscar el facón que siempre guardaba al lado de la cama como buen macho héteropatriarcal y al rato volvió. Esa fue la última vez que ese señor me molestó y de hecho, no lo vi nunca más. O mejor dicho, lo vi ya de grandes los dos, con una mujer y una parva de hijos. Mi viejo ya no habitaba este mundo, pero entonces supe que no lo mató.
2) Cuando tenía 18 años, volviendo de la universidad a eso de las once de la noche, un tipo se me sentó al lado y me estuvo manoseando la pierna (cada vez más arriba) mientras se frotaba la pija a través del pantalón. Había gente y tenía miedo de hablar o defenderme porque no quería que el tipo me dijera que estaba mintiendo y pasar vergüenza, así que lo dejé hacer un rato, después me bajé del colectivo y me fui corriendo a casa, temerosa de que se bajara detrás de mí, lo que no pasó finalmente.
3) Otra vuelta, yendo a la universidad a pie a eso de las seis de la tarde, me metí a una zapatería y compré un par de zapatos (que necesitaba y tenía el dinero para ello) para escaparme de un tipo que venía siguiendo hacía varias cuadras y diciéndome de todo (la típica, la historia de mi vida: "Qué hermosa boca tenés para chuparme la pija", qué originales que son, eh).
4) De nuevo yendo a la universidad: desde el cottolengo hasta la UNGS hay unos mil metros. Todo ese trayecto, unos cinco tipos gritándome de todo en dos autos. Uno venía remolcando al otro y los tipos me pasaban con los autos, frenaban, me esperaban para poder seguir acosándome mientras yo caminaba derecho. Eso es todo campo (o era) y eran las tres de la tarde, no había un alma. Y los tipos quizás no estarían pensando en subirme a uno de los coches, violarme en manada, matarme y tirarme en un descampado pero, ¿cómo saberlo? Quizás ellos querían ser "graciosos", no se daban cuenta de que eran claramente superiores en fuerza a mí y me estaban asustando mucho. O quizás sí y eso los divertía. Llegué a la universidad y me encerré en un baño a llorar. Después de eso se me acalambraron las piernas por el esfuerzo de sostener la caminata a todo ritmo sin largarme a correr porque estaba segura de que si mostraba miedo les iba a llamar más la atención.
Y esas son las que me marcaron más. Hay infinidad de momentos desagradables que pasamos todos los días las mujeres. Lo que me llamó la atención acá es: ¿de verdad un hombre que se masturbe pensando en vos te está violentando? ¿Cuántas veces una persona se siente atraída por otra sin que medie intercambio, mucho menos inapropiado? ¿Vamos a prohibir la masturbación ahora?
No tiene sentido, ¿no? Nada tiene sentido de todo este embrollo que arman. ¿El patriarcado es el enemigo o lo es el que expolia las riquezas de las naciones? Mezclan todo, por eso no podemos entrar aquí. Esto es un engendro. El feminismo es una herramienta de descolocación de las problemáticas. Sirve solo para diagnosticar problemas pero otorgándoles placebos para que la sociedad no identifique a la verdadera enfermedad y aplique el tratamiento real para garantizar la cura.
La única solución de raíz, la verdadera cura, es el justicialismo. Organizar a la comunidad, expulsar a los agentes foráneos y defender la independencia, la soberanía, la justicia social y el nacionalismo. No hay otra.
Miren, es verdad que todas las mujeres hemos pasado por situaciones horribles que involucraban a hombres. Si quieren les hago una pequeña lista.
1) Cuando tenía unos doce o trece años yo estaba fortísima, la verdad, y me sentía mal porque siempre he sido muy sensual, muy femenina, es mi naturaleza, me muevo así, no lo puedo evitar. Y la verdad que era muy tímida y me asustaba que hombres adultos se fijaran en mí, que era una niña y les tenía miedo, porque una siendo niña una se siente amedrentada cuando el hombre la mira con deseo, sepan que es feo, no estamos preparados psicológicamente para digerir la idea de ser objetos del deseo sexual de otros cuando somos niños o adolescentes tan jóvenes. Una vuelta pasó algo feo de verdad: un tipo que siempre me piropeaba, por decirle de alguna manera, y me acosaba, me acorraló a la salida de la panadería donde él trabajaba (de ahí que lo viera siempre, mi padre me mandaba a comprar el pan) y me manoseó y me besuqueó. Logré zafarme porque vino gente y se hizo el boludo, salí corriendo y me fui. Llegué a casa llorando y mi papá me preguntó qué había pasado. Era casi la nochecita, papá me escuchó en silencio, se fue a la pieza a buscar el facón que siempre guardaba al lado de la cama como buen macho héteropatriarcal y al rato volvió. Esa fue la última vez que ese señor me molestó y de hecho, no lo vi nunca más. O mejor dicho, lo vi ya de grandes los dos, con una mujer y una parva de hijos. Mi viejo ya no habitaba este mundo, pero entonces supe que no lo mató.
2) Cuando tenía 18 años, volviendo de la universidad a eso de las once de la noche, un tipo se me sentó al lado y me estuvo manoseando la pierna (cada vez más arriba) mientras se frotaba la pija a través del pantalón. Había gente y tenía miedo de hablar o defenderme porque no quería que el tipo me dijera que estaba mintiendo y pasar vergüenza, así que lo dejé hacer un rato, después me bajé del colectivo y me fui corriendo a casa, temerosa de que se bajara detrás de mí, lo que no pasó finalmente.
3) Otra vuelta, yendo a la universidad a pie a eso de las seis de la tarde, me metí a una zapatería y compré un par de zapatos (que necesitaba y tenía el dinero para ello) para escaparme de un tipo que venía siguiendo hacía varias cuadras y diciéndome de todo (la típica, la historia de mi vida: "Qué hermosa boca tenés para chuparme la pija", qué originales que son, eh).
4) De nuevo yendo a la universidad: desde el cottolengo hasta la UNGS hay unos mil metros. Todo ese trayecto, unos cinco tipos gritándome de todo en dos autos. Uno venía remolcando al otro y los tipos me pasaban con los autos, frenaban, me esperaban para poder seguir acosándome mientras yo caminaba derecho. Eso es todo campo (o era) y eran las tres de la tarde, no había un alma. Y los tipos quizás no estarían pensando en subirme a uno de los coches, violarme en manada, matarme y tirarme en un descampado pero, ¿cómo saberlo? Quizás ellos querían ser "graciosos", no se daban cuenta de que eran claramente superiores en fuerza a mí y me estaban asustando mucho. O quizás sí y eso los divertía. Llegué a la universidad y me encerré en un baño a llorar. Después de eso se me acalambraron las piernas por el esfuerzo de sostener la caminata a todo ritmo sin largarme a correr porque estaba segura de que si mostraba miedo les iba a llamar más la atención.
Y esas son las que me marcaron más. Hay infinidad de momentos desagradables que pasamos todos los días las mujeres. Lo que me llamó la atención acá es: ¿de verdad un hombre que se masturbe pensando en vos te está violentando? ¿Cuántas veces una persona se siente atraída por otra sin que medie intercambio, mucho menos inapropiado? ¿Vamos a prohibir la masturbación ahora?
No tiene sentido, ¿no? Nada tiene sentido de todo este embrollo que arman. ¿El patriarcado es el enemigo o lo es el que expolia las riquezas de las naciones? Mezclan todo, por eso no podemos entrar aquí. Esto es un engendro. El feminismo es una herramienta de descolocación de las problemáticas. Sirve solo para diagnosticar problemas pero otorgándoles placebos para que la sociedad no identifique a la verdadera enfermedad y aplique el tratamiento real para garantizar la cura.
La única solución de raíz, la verdadera cura, es el justicialismo. Organizar a la comunidad, expulsar a los agentes foráneos y defender la independencia, la soberanía, la justicia social y el nacionalismo. No hay otra.
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