(Publicado el 7 de mayo)
Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar. Hagámonos cargo de eso si somos peronistas, carajo. El quise pero no pude es de radicales.
No importa por qué un político hace lo que hace, importa lo que hace (y lo mismo vale en todos los planos de la vida. Como dice mi marido: "el Infierno está pavimentado de buenas intenciones; tiene un pavimento dorado pero sigue siendo un infierno").
No interesa que ella desee hacer equis pero le salga zeta por a, be y ce motivos ajenos o propios, hay millones que no están comiendo y este berenjenal depende en mucho de ella. Un pasado de gloria no redime a nadie de un presente de decadencia o en el mejor de los casos, quietud.
Si por una vez en la vida nos dejamos de practicar el culto a la personalidad y nos ponemos a analizar seriamente con la mayor objetividad posible lo que pasa y no lo que deseamos que pase veremos que acá hay algo que no cuadra. La imagen que tenemos de CFK se va alejando cada vez más de lo que ella de hecho hace.
Duele, pero crecer es doloroso y ver la luz luego de llevar mucho tiempo una venda en la cara, también.
El culto a la personalidad nos está llevando a justificar el desastre.
¿Elige unilateralmente al peor candidato? Debe ser que quiso hacer hache.
¿Elogia a la "oposición" oligarca? Deber ser que quiso hacer be.
¿Se desarma en celebraciones del accionar del principal exponente político dependiente del poder global? Seguro quiso hacer zeta.
Siempre tiene en la cabeza todo el diseño y siempre hace lo correcto, ella no comete errores ni claudica, es la salvadora de la patria, aunque día a día haya más que se van a dormir con un mate cocido en la panza.
Para un peronista la única verdad es la realidad y hay hechos, no solo interpretaciones. Los motivos de por qué cada quien hace lo que hace se sabrán y acaso quizá se comprendan hasta cierto punto cuando se sepan, pero el estómago no espera y no entiende razones.
Justificar lo injustificable solo nos convierte en cómplices.
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