En tiempos de pacto hegemónico de Todos Juntos por el Cambio, una cosa que no nos debe sorprender es la apelación al factoide efectista, y para ello mejor que nada es hacer un uso selectivo de alguno de los muñecos que están para eso.
Cuando Mauricio Macri era presidente existían dos muñecos que se sacaban del freezer cuando el gobierno necesitaba desviar la atención de sí mismo: el fiscal putañero Natalio Nisman y la entonces expresidenta Cristina Fernández. Siempre que había que no hablar de algo que el gobierno estuviera queriendo no difundir se armaba una nueva causa contra CFK o emergía un nuevo cuaderno fotocopiado o un nuevo testigo “arrepentido”. Lo mismo con Nisman: la pericia de Gendarmería, la hipótesis del chino, la del comando iraní y la mar en coche.
Hoy ese fiambre se enfrió bastante pero existen dos que guardan plena vigencia: el expresidente Mauricio Macri y la propia Cristina Fernández, que por no ocupar en la actualidad el rol central que supo tener otrora en sus tiempos de presidenta primero y de líder de la oposición después, puede cada tanto guardarse en cuarteles de invierno para salir cada tanto con una nueva carta, un tuit explosivo o alguna ocurrencia en las sesiones del Senado.
Otro clásico es el de “hoy es presidenta”, como siempre que Alberto Fernández está de viaje y sus supuestos seguidores muestran la hilacha, demostrando que en realidad no lo apoyan sino que creen que es un pelotudo y un pelele pero no se atreven a abrir el pico “porque si no, vuelve la ‘derecha’”. Cuando el gato está ausente, eso sí, los ratones se divierten y se regocijan en el hecho de que “Ella” sea presidenta por un rato, como si tal cosa les llenara la barriga a todos los pobres infelices que hoy en la Argentina se están yendo a dormir con un mate cocido en la panza.
Ese es el caso de estos días en los que el presidente de la Nación se encuentra de gira oficial por Europa, al parecer mendigando apoyos para negociar la deuda. Días atrás, por ejemplo, se lo ha visto rascándose la cabeza y moviendo la piernita como una quinceañera frente al presidente de los Estados Unidos, ese Joseph Biden a quien tanto le gustan las quinceañeras.
Pero eso no es todo, el que está saliendo del freezer con motivo de una convocatoria a prestar declaración indagatoria es precisamente el expresidente Mauricio Macri. Véase lo que pasa acá.
Durante el gobierno de Mauricio Macri sucedió lo siguiente: un submarino de la armada con cuarenta y cuatro personas a bordo se hundió en el Mar Argentino, siendo su hallazgo reportado un año y un día después del incidente, que ocurrió el 15 de noviembre de 2017. Las causas del hundimiento del ARA San Juan son una incógnita, si bien prevalece la hipótesis de que se debió a una combinación de factores entre los que destacan la falta de mantenimiento del barco y la negligencia de parte de los mandos que ordenaron al mismo navegar en aguas más profundas de lo que la nave podía soportar de manera segura, más lejos de la costa de lo que resultaba conveniente. Se dice que le entró agua de mar por el esnórquel en medio de una tormenta y que esta fue a dar al sistema de baterías eléctricas del submarino ocasionando un principio de incendio que eventualmente derivó en una implosión y el posterior hundimiento de la embarcación, que no dejó sobrevivientes.
Sin embargo, hay cuestiones que dan a sospechar otros derroteros: menos de un año después de la desaparición del ARA San Juan el entonces jefe de Gabinete de la Nación Marcos Peña dio a conocer que entre las misiones asignadas a la nave estaba la de avistar un submarino que aparentemente andaba dando vueltas por nuestro mar, más alguna que otra nave proveniente de las Islas Malvinas, lo que da a pensar que quizás haya algunas cosas que jamás sepamos sobre lo ocurrido con el submarino San Juan.
Una auténtica tragedia, verdaderamente, que seguro iba a tocar de lleno al gobierno de Macri, quien entre otras cosas era por entonces el comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. El tema es que el tipo, ni lerdo ni peresozo, tras una reunión con los familiares de las víctimas que no dejó para nada tranquilos a estos últimos acerca de las tareas de búsqueda del submarino desaparecido, apenas unos días después de la novedad de la pérdida de contacto entre la nave y la Base Naval de Mar del Plata, mandó a espiar sistemáticamente a esos familiares en cuestión, haciendo un uso ilegal de los recursos humanos de los servicios de inteligencia del Estado. Macri siendo Macri, bah.
Dos años después de hallado el submarino se encontraría en las oficinas de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) material suficiente para llenar tres discos rígidos de computadora, en los que consta información personal de los familiares de las víctimas del incidente naval extraída de sus redes sociales, fotos, audios, escuchas. En fin, resumiendo: Macri espió a los familiares que pedían que se encontrara la nave, lo hizo para tratar de zafarse de la responsabilidad política (y judicial) que les hubiera podido caber a él y a sus funcionarios (el ministro de Defensa Oscar Aguad, por ejemplo) luego del hundimiento.
Una verdadera porquería. O sea, Macri siendo Macri.
El asunto es que hoy día un juez subrogante cita a Macri a prestar declaración indagatoria con posibilidad de un procesamiento a menos de veintiún días antes de unas elecciones de medio término que tienen al oficialismo pendiendo de un hilo, porque se presume que las va a perder, y en ese contexto, oh, casualidad, pasan cosas tan locas como que ese juez en cuestión le deje a Macri servido en bandeja el argumento de que no fue eximido del deber de confidencialidad en el contexto de una causa en torno o aledaña a la desaparición de una nave submarina en aguas argentinas, pero en circunstancias turbias.
¿Cómo es posible tamaña torpeza? Que Dios me perdone, pero nunca he creído en las casualidades.
Con el gobierno sin mucho que mostrar de repente va a estar el cuco del otro lado de la grieta artificial no una sino dos veces en sede judicial federal y en raíd mediático para poder victimizarse llorando “lawfare” y persecución política mientras los elefantes pasan.
¿Y qué elefantes?
Bueno, pues, por ejemplo el presidente de la Nación pidiendo en Edimburgo en una cumbre de líderes mundiales que se le permita a la Argentina cambiar deuda por “acciones climáticas”. ¿“Acciones climáticas”?, se preguntará el lector. ¿Y eso con qué se come? Nadie nos lo dice, he ahí el elefante. Sin que nosotros sepamos qué carajo significa eso nuestros representantes ante un foro mundial están haciendo cosas que nos escapan y por las que ni siquiera tenemos la potestad de saber si debemos protestar o no.
Aunque todo apuntaría hacia que sí, a riesgo de ser malpensada tiendo a conjeturar que eso de las “acciones climáticas” dista de la posibilidad de replantar el Amazonas o la selva misionera. Más bien es seguro que se nos inste a: 1) eliminar todo vestigio de la incipiente industrialización que aún resiste en este país para que no “contaminemos” a lo pavote y 2) reemplazar la cría de ganado por soja so pretexto de que las vacas tienen esa horrible costumbre de tirarse unos pedos terribles que están debilitando la capa de ozono y generando un efecto invernadero que presuntamente y si hemos de dar crédito a los gritos histéricos de Gretita Thumberg estaría aumentando la temperatura del mundo.
No, no son los chinos con sus fábricas de cachivaches y las automotrices yanquis. Acá los que estamos destruyendo el planeta somos los argentinos con la industria inexistente y las vacas tirapedos. Y ahí va Alberto Fernández como buen alumno a rogar que nos impulsen las “acciones climáticas” que vendrían a saldar nuestra deuda soberana mientras nosotros hablamos del ahijuna gran siete de Macri que fue quien tomó la deuda y además de victimizarse por la “persecución política” también nos dice que él resolvería esa deuda en cinco minutos.
Y claro, ¿quién puede poner en duda que Mauricio Macri acordaría el pago de la deuda externa en cinco minutos? Es el hombre que dijo que había que sentarse en el tribunal del juez norteamericano Thomas Griesa y hacer exactamente lo que él ordenara. Cambien Griesa por Georgieva y ¡tarán! Habemus acuerdo con el Fondo.
El tema es si será que el Fondo prefiere platita contante y sonante o algo más, como las “acciones climáticas”, sean esta la desindustrialización y reprimarización del país o lisa y llanamente nuestros glaciares. Quizás al Fondo le conviene más arreglar con un Alberto Fernández que con un Mauricio Macri, quién sabe.
Lo que sí sabemos es que Macri es el cuco que vive dentro del freezer y a quien sacan de vez en cuando para que hable sin decir, tire un par de bombas y siga el baile siga el baile. Macri era un muerto político ya el 12 de agosto de 2019 cuando en elecciones primarias sufrió una paliza ante el Frente de Todos hoy gobernante. Si hoy vive y habla, esto es, si no se retiró de la política es lisa y llanamente porque a un actor le sirve mucho que Macri viva y es entonces ese actor el que una vez tras otra le practica resucitación cardiopulmonar cada vez que lo saca del freezer: el Frente de Todos.
Y para demostrar la hipótesis solo basta abrir el diario en cualquier página y leer de qué “se habla”. Se habla del ARA San Juan, que involucra a Macri. Se habla de la deuda externa, que involucra a Macri, se habla de la economía y se la ingenian para seguir hablando de Macri, se habla de la famosa “pandemia” que se va y se las ingenian para hablar de Macri.
Macri, Macri, Macri, Macri, Macri.
Macri y Cristina, los cucos en el freezer.
Claro que está sobradamente demostrada la calaña de ser humano que es el expresidente, la cantidad de aberraciones que cometió y por supuesto que no estoy diciendo que esté bien o que haya que soslayar que se haya tomado el trabajo de espiar y perseguir a unas docenas de viudas que solo querían poder velar a sus esposos muertos en servicio defendiendo la soberanía nacional. Lo que digo es que no existen las casualidades, se nota que a Macri lo sacan del freezer para que reparta humo y verdura cuando hay que buscar un elemento distractor que permita no hablar de otras cosas que no se quieren develar. Para darse cuenta no hay que ser muy pillo.
Y otra cosa, que se sepa: los Macri son Blanco Villegas, jamás van a ir presos, los Macri del mundo son impunes y lo serán siempre aquí y en la China, por lo que esta y las quichicientas causas que involucran a Macri van necesariamente a quedar en la nada, por lo que esta maniobra solo puede ser humo.
¿Humo para qué? Quizás para ayudar al oficialismo a recuperar algunos votos de cara a las elecciones de dentro de dos semanas. O quizás para ponerse en el centro de la escena y coadyuvar a que el gobierno pierda por escándalo y pueda entonces decir con mucha más razón “quise pero no pude”.
Como sea, acá lo que queda claro es que en el contexto del pacto hegemónico de Todos Juntos por el Cambio a ninguna de las partes le conviene que Macri muera del todo, y por eso tienen que vivir cada dos por tres practicándole resucitación cardiopulmonar entre el oficialismo, la oposición y los operadores mediáticos de un lado y del otro de la grieta artificial.
Como dijo el pelado y cito aquí una vez más: con tanto humo, el bello, fiero fuego no se ve.
Excelente análisis.
ResponderEliminarSacando a MM del freezer también se
le genera quilombo a Larreta y se le facilita a Massa ser
figura presidenciable desde el FdT.
Hay que dejar de robar con Macri por lo menos por dos años...
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