No me he podido tomar el trabajo de leer las bases o los principios fundacionales de este nuevo espacio que se formó hace poquito, “Soberanxs”, pero quiero hacer algunas acotaciones al respecto.
1) La primera es que si no he podido ha sido precisamente porque no me da el estómago, estoy sencillamente harta de todo vestigio de progresismo, me tienen podrida y no los soporto. Nomás vi la equis y ya puse los ojos en blanco, no tuve fuerzas para mirar qué había ahí. Y porque eso es lo que me pasó a mí entiendo que a más de uno le debe estar pasando lo mismo y por eso no me enojo cuando alguno ya salta de plano a rechazar esa construcción nomás por haber visto el nombre.
2) Respeto a Gabriel Mariotto y a Amado Boudou. Mariotto es un peronista que goza de mi respeto desde siempre, creo que no necesita andar mostrando las credenciales. Boudou es el economista que se comió el calabozo alejado de sus hijos recién nacidos por su lealtad a Cristina pero sobre todo porque recuperó para el país la administración de los dineros de nuestros adultos mayores, nuestros viejos, como a mí me gusta decirles.
Alicia Castro es una persona que también tiene una trayectoria que respeto, a pesar de ser abiertamente de izquierda. Pero yo estoy aquí no para juzgar las ideas de nadie sino que me interesan las acciones que cada uno lleva adelante y el país que cada uno quiere. Siempre digo que en 1945 ninguno era peronista, pero después todos lo fueron, aunque provinieran de diversas fuentes: radicales, forjistas, socialistas, sindicalistas, incluso algunos comunistas, todos fueron a confluir al peronismo porque querían un país justo, libre y soberano.
Así que yo nunca me he caracterizado por mi paladar negro, no me interesa de qué cantera provenga un compañero siempre y cuando persiga el mismo modelo de país y de futuro que persigo yo. De hecho, Alicia Castro fue de las primeras funcionarias que por hache o por be y en función de sus convicciones renunció al cargo que Alberto Fernández le había ofrecido y siempre se mostró crítica de cuanto ella consideró criticable.
Que claro, debo decir que no es necesariamente lo mismo que critico yo: Castro ha sido una de las defensoras más radicales del aislamiento criminal, del cierre de fronteras y de ideas tan contrarias a mi propio parecer como la propuesta de la inoculación obligatoria o el “pasaporte ‘sanitario’”, rayanas en el paroxismo. En lo particular, mucho del respeto que le guardaba como política independientemente de las diferencias ideológicas que tengo para con ella lo perdí como consecuencia de su postura irracional, extrema y autoritaria respecto de la gripe. Pero reitero: no se puede coincidir en todo con todos siempre.
3) Pero aquí viene el quid de lo que quiero decir: me da mucha pena lo que está pasando en este contexto. Nos han llevado a un punto tal de descreimiento respecto de las autoridades y de los cuadros de la política que somos muchas veces los propios peronistas los que nos alejamos de todo lo que nos es desconocido, somos perros que hemos sido tan apaleados por nuestros propios amos que cada vez que alguno levanta la mano oscilamos entre la postura defensiva y el tarascón, siempre en actitud pasivo-agresiva, porque no confiamos ni en nuestra propia sombra.
Claro, es culpa de quienes nos estafaron y nos llevaron a la derrota, pero esto me genera una certeza que me duele y la verdad no sé cómo vamos a salvar: no vamos a ninguna parte si no nos ponemos a la tarea de construir algo. ¿Qué se imaginan que puede haber como alternativa en 2023 si no es hacer acuerdos con diversos sectores?
O sea, reitero por si no hubiera quedado claro: no estoy planteando que aceptemos cualquier acuerdo y a cualquier precio como ya hicimos en 2019, lo que digo es que pese a quien le pese, para ganar las elecciones en 2023 hay que disputar los votos de Cristina.
Sé que a muchos a esta altura les causa urticaria ese nombre pero no hay alternativa. ¿Cuál sería? ¿El GOU, la ley de Acefalia? Ilusiones, no. ¿Disputarles a Macri y a Larreta? Boludeces, no. Es a Cristina a quien hay que disputarle. Con una oferta peronista, sí, pero también atractiva a su electorado. Y quienes no lo ven están cayendo en el alfonsinismo, porque era Alfonsín el que decía que prefería perder elecciones a claudicar en un milímetro sus “convicciones”.
A mí también me tiene repodrida el progresismo, pero si vamos a arrugar la nariz como oliendo mierda cada vez que algo remita vagamente al progresismo vamos a firmar nuestra propia acta de defunción, a “morir con las botas puestas” egoístamente, sin pensar en los cuarenta y cinco millones que dependen de que nosotros no nos demos por vencidos.
¿Vamos a seguir en el sectarismo cada vez más cerrado por nuestro deseo de no “transar” con los progres? Pero qué conveniente, les vamos a regalar nuestra acta de defunción a los socialdemócratas que vinieron a rematarnos. Somos unos vivos bárbaros.
Ahora porque ya no podemos ver ni en figuritas a Fulana o Mengano vamos a tirar por la borda no solo un movimiento que lleva décadas de vida sino que además vamos a ceder en todo lo que habíamos recuperado durante la década ganada.
Qué decir, no digo que “Soberanxs” sea la panacea, tampoco digo que no. Lo que sí digo es que si seguimos regodeándonos en el onanismo intelectual y doctrinario estamos vencidos antes de arrancar.
Algo tienen que habernos enseñado las últimas elecciones: tenemos que ir por todos los que se abstuvieron, claro, pero con ellos no nos alcanza para ganar una elección. ¿A quién estamos pensando pelearle los votos entonces, al Frente de Todos o al macrismo? ¿A los troscos, a Milei?
Yo creo que la cosa está clara.
Duele, pero alguien lo tiene que decir: o acordamos y disputamos de dentro hacia fuera del Frente de Todos, o vamos camino a la intrascendencia.
A mí me parece un poco más complejo que lo que planteás en tu artículo, en la medida en que no podemos articular con un Gildo Insfrán (por decir de alguien conocido y que no es para nada progre; hay otros similares, menos conocidos, entre gobernadores e intendentes), y no podemos articular por la razón de que se trata de gente que se ponen sus gestiones de sombrero, si a su vez ellos no articulan con el poder central.
ResponderEliminarLamentablemente, no encuentro lo último que opinó Moreno acerca de Alicia Castro (porque le preguntaron, respecto de alguna declaración de ella). Los videos de Moreno están bastante mal etiquetados, o no están etiquetados para nada.
Desde mi punto de vista, Soberanxs viene a disputarle la extra-progresía a Randazzo, ponele.
Escribo esto mientras escucho la entrevista que Macarena Alonso le hizo a Mariotto.
ResponderEliminarLo que me parece positivo de este espacio es que se formaliza una discusión, pero dentro del marco de algo afín al paladar del kirchnerismo. Es decir: es un nivel de disidencia que, por razones estéticas, el cristinismo duro puede estar dispuesto a escuchar, y eso es algo que hoy se necesita. Abrir esa ventana de Overton (si es que el término está bien aplicado).
Los tres referentes de este espacio, si bien ninguno me enamora, me parece que plantearon sus diferencias a lo largo de este tiempo de manera seria, y además pusieron el cuerpo en mayor o menor medida durante la década ganada.
El tufillo progresista no es de mi agrado, pero, siempre y cuando se reduzca a una cuestión más bien estética y no a un planteo programático, me lo banco, e insisto: nos puede servir para tender puentes con quienes hoy necesitamos que dejen de militar el ajuste y recuerden por qué empezaron a militar.
Sigo pensando que el cuadro mejor preparado -por lejos- para dirigir la Argentina se llama Mario Guillermo Moreno (sin contar a la versión no socialdemócrata de CFK, que no sabemos si aún está en stock). Pero esto que se armó puede servir para disputar la conducción de los adherentes al FdT (que es más o menos lo que decís vos), y tal vez un espacio peronista más ortodoxo pueda coincidir (Mariotto y Moreno tienen un nexo que es el Alberto no inútil).
Veremos