Es el único vicio que tengo este de decir cosas que a todo el mundo le caen mal.
En la actualidad, porque estoy empecinada en hacer lo posible a mi alcance por contribuir a que nos dejemos de ver entre nosotros como a enemigos, así que en este estado de cosas seguro voy a molestar de un lado y del otro.
Pero es que estoy pensando que el horno no está para bollos, los ánimos están demasiado caldeados y nadie está poniendo de su parte para que no terminemos a los ganchos entre nosotros. Diciembre es difícil, estamos todos con los cables pelados, tenemos que tratar de apaciguarnos.
Hace unos días me topé en particular con dos casos que me llamaron la atención.
El primero fue el de una publicación que se hizo viral en la que una supuesta cuenta de Facebook de la actriz Thelma Fardín escribía un agradecimiento al elenco de la telenovela juvenil Patito Feo, durante cuya gira la actriz denuncia haber sido abusada por el actor Juan Darthés. Allí, en esa publicación, una adolescente Fardín le agradecía con especial cariño a un “JD”, que bien podría ser el propio Darthés.
Y la verdad que independientemente de que la publicación parecía apócrifa —cualquiera con el ojo entrenado en administración de redes sociales se hubiera podido dar cuenta— lo llamativo era el hecho de que hubiera tantos comentarios que tomasen esa supuesta declaración de parte de, reitero, una adolescente Fardín, para concluir tajantemente que la actriz mintió en todo momento desde que declaró haber sido abusada sexualmente por el actor. Y he ahí el problema.
Véase, en lo particular debo confesar que esta persona no es santa de mi devoción, creo que ha construido un producto alrededor de su condición de presunta violada y que hace usufructo de ese producto para traficar ideología globalista al menudeo de una manera que en lo particular me resulta insoportable. Pero eso no significa nada. Voy a poner otro ejemplo y luego regresaré a este para que se entienda mejor.
Pensemos en Carolina Píparo. Esta es una mujer que se hizo tristemente célebre por haber sido atacada por ladrones durante un embarazo avanzado, resultando el asalto en la muerte del nonato que ella llevaba en el vientre. Terrible para toda madre que le maten a un hijo, terrible que una embarazada deba pasar por el trauma que esta señora atravesó. Y sin embargo, a posteriori se demostró que Carolina Píparo no era ninguna monedita de oro y, huelga decir, se coló en las filas de la política que aún hoy integra haciendo usufructo de su desgracia personal. Eso creo que no lo duda nadie a estas alturas.
Y así se ve cómo es posible lucrar con la propia desgracia, ejemplos sobran pero solo cito uno por motivos de espacio; volvamos a Thelma Fardín.
Está teniendo lugar en la actualidad un proceso judicial que involucra tanto a Fardín como a Juan Darthés, una en calidad de denunciante, el otro en calidad de acusado, y hay un juicio que no tiene sentencia, por lo tanto nadie está en condiciones de decir aquí quién es culpable y quién es inocente en este esquema, de acuerdo con la ley un acusado es inocente hasta que se demuestre lo contrario, pero el hecho de la presunta inocencia no implica la presunta culpabilidad de la denunciante, aquí no media un acto de fe, no vale el “te creo hermane” ni para uno ni para la otra, median los procesos legales que determinarán la culpabilidad o la inocencia del acusado, que de ser demostrada puede implicar a su vez una contrademanda por calumnias o lo que sea. No sé cómo funcionan esas cuestiones en Brasil, que es donde tramita la causa.
El asunto es que acá estamos haciendo una cruzada de credibilidad en favor de uno o de otro de los involucrados cuando en rigor de verdad no deberíamos estar poniendo las manos en el fuego por nadie, pero como es nuestra costumbre agarramos para el lado de los tomates y llevamos agua para nuestro molino porque en realidad no nos importa la verdad (aquella que solo los implicados conocen y cada uno de ellos desde su perspectiva) sino que nos interesa tener la razón y ridiculizar al otro que no piensa como uno mismo, colocándolo en el lugar de enemigo más que de adversario.
Porque vos fijate, es perfectamente posible que en esa habitación haya tenido lugar una violación, incluso si esta hubiera estado medianamente “consentida”, pero eso no significa que la víctima de una violación se gane el derecho de ser baluarte de la justicia o de los derechos humanos para el resto de la cosecha, puede una persona bien haber sido víctima de una violación y por fuera de ese hecho puntual ser o convertirse en un agente del globalismo, por ejemplo. ¿Quién dice que en esa habitación de hotel no puedan haber pasado cosas indebidas, alguien lo puede afirmar categóricamente?
Si en esa locación el día señalado por la demandante hubo actividad sexual entre un adulto y una menor ya hay un delito. Eso está tipificado en la ley, los menores de edad no pueden tener relaciones sexuales con mayores de edad sin que medie un delito, lamento herir susceptibilidades, pero si vos tenés cumplida la mayoría de edad y seducís a una criatura estás meando fuera del tarro. Si media el consentimiento se llamará estupro, si no media el consentimiento, es violación.
Pero eso del consentimiento es un asunto delicado, los niños y los adolescentes tienen impulsos sexuales y se calientan como cualquier cristiano, con la salvedad de que además no poseen la madurez psicológica que se requiere para poder plantarse en situaciones de moral ambigua. Yo sé lo que es tener trece o dieciséis años y calentarte con un tipo mayor de edad, cuando sos adolescente no mirás a los chicos de tu edad, mirás a los grandes. En una situación de calentura podés hacer cosas que en el momento te parece que están bien porque tenés ganas y ante el hecho consumado puede que te arrepientas. Incluso puede que años después encuentres que lo que hiciste estaba mal o que a la luz de tu propia madurez (proceso de maduración mediante) te des cuenta de que de estar hoy en la misma situación no actuarías de igual manera porque con la adultez ganás en capacidad para saber distinguir entre el bien y el mal y poder decir que no.
Esta historia le sucedió a una persona muy cercana a mí, pero no soy yo y por lo tanto no daré nombres, pero quiero que veamos qué es lo que quiero decir.
Durante la secundaria esta amiga mía estaba muy enamorada de su profesor de matemática. Era un tipo interesante, de cuarenta y pocos, que estaba bastante fuerte, sabía de música y qué sé yo, era un papito. Yo lo conocí y la verdad que sí, estaba fuerte.
Mi amiga fue su alumna por dos años, luego le empezó a ir mal en matemática, por lo que ni lerda ni perezosa fue a convocar a su antiguo profesor para que le diera clases particulares.
Y pasó lo que se imaginan, terminaron enredados. Él, cuarenta y cinco años, padre de familia y a la sazón esposo de la directora del colegio al que asistía mi amiga. Ella, dieciséis años, la directora citó a sus padres para decirles en persona lo que la hija “había hecho”, razón por la que fue castigada y convenientemente también tratada de putita por sus propios progenitores.
Estuvieron juntos solo una vez, pero la mujer se enteró y con ella, toda la escuela. Mi amiga quedó como la putita de la escuela, tanto que se tuvo que cambiar; tiempo después los hijos del susodicho, de la edad de ella, la acosaban por redes sociales. La pasó bastante mal, mientras que el susodicho en cuestión no se divorció ni se comió la bruta denuncia que le hubiera cabido porque bueno, a mi amiga nadie la apoyó, era la putita que se había cogido al profesor.
Y créanme, si hoy, a diez años de los acontecimientos le preguntaran a mi amiga si haría lo mismo, ella les diría que no, que la verdad que hoy no le regalaría su virginidad a un tipo que no solo no le dio placer alguno sino que además ni siquiera tuvo la viveza de guardarse el secreto de haberse cogido a una nena. Seguro a él le redituaría un prestigio contar eso en reuniones, mi amiga es modelo y linda fue siempre, pero además era particularmente conocida en la escuela por no darle bola a nadie. Todos estaban detrás de ella y ella no, porque estaba enamorada de ese desgraciado.
Lo que quiero decir es que incluso si en el momento hubo una relación sexual consentida (que es el argumento del acusado en este caso) puede haber muchas otras cuestiones que no se deben soslayar, y que nadie está en condiciones de afirmar categóricamente ni la inocencia ni la culpabilidad de nadie.
Reitero: aquí no me estoy poniendo del lado de nadie, lo que quiero decir es que todas las historias son complejas y tienen muchas aristas, nadie es completamente culpable y nadie es completamente inocente en casos de enredos sexuales entre menores y adultos con presunto consentimiento, dudoso este o no, por lo que no queda más remedio que ceñirnos a lo que establece la ley, o sea, a la presunción de inocencia.
Sin embargo, ahora resulta que las feministas acusan a Darthés de violador y dan por hecho que lo es, cuando el acusado goza hasta tanto la querella no brinde pruebas de su culpabilidad y hasta tanto el juicio no tenga una sentencia firme que lo declare culpable, del principio de la presunción de inocencia. Pero también resulta que del otro lado y porque les cae mal que la denunciante sea feminista, progreglobalista y la mar en coche hay quienes categóricamente afirman que la denunciante es una fabuladora, trepadora y que ensució el honor y buen nombre de un inocente para sacar un beneficio económico, social o lo que sea. Que no hubo violación y que de haberla habido seguro fue sexo consentido y la suerte que tuvo la pendeja, porque Darthés siempre fue un papito.
Que Dios me perdone, pero según lo veo yo no estamos en condiciones de afirmar nada. No estamos en condiciones de poner las manos en el fuego por ninguno de los dos y eso está bien, para dirimir conflictos ya tenemos un sistema de leyes que pretenden acercarse aunque sea asintóticamente a algo parecido a la justicia, y de manera fragmantaria a la verdad.
El otro caso es el de los vacunados.
Como es de público conocimiento, una servidora ni me vacuné ni lo pienso hacer hasta tanto no existan estudios acerca de los efectos adversos de la famosa inyección contra la gripe del pangolín, con los debidos tiempos y procesos que durante estos dos años la “ciencia” convenientemente se salteó, pasando a autorizar de manera unilateral, inconsulta y según lo veo yo irresponsable la inoculación masiva de la población, incluidos infantes y adolescentes. No consiento la mayor parte de la narrativa del coronavirus, no estoy de acuerdo con el manejo que los Estados nacionales han hecho de la cuestión, no me gusta un carajo la reducción de derechos civiles y el avance sobre las libertades individuales que so pretexto “pandémico” han venido arrastrando desde que la subsidiaria del poder global para las farmacéuticas llamada eufemísticamente Organización Mundial de la Salud declarase a la gripe china como “pandemia” allí por inicios del pasado año 2020.
Por otra parte, me llama poderosamente la atención la epidemia de problemas circulatorios, arritmias y muertes súbitas que han venido teniendo lugar de un tiempo a esta parte entre personas inoculadas con la inyección experimental, a punto tal que cada vez me da menos tranquilidad el proceso y menos ganas tengo de someterme yo misma al experimento en cuestión, sobre todo habida cuenta de que he podido corroborar en primera persona que la mentada gripe producida por el nuevo coronavirus no es lo que se dice un infierno ni nada del otro mundo.
Así que aquí estoy, con mis dudas y sin mi vacuna, prefiriendo la acusación de “conspiranoica” o “antivacunas” antes que tener que prestar el brazo a que se me inyecte un líquido que no tengo la menor idea (que nadie tiene la menor idea, pues de eso se trata, no hay estudios de efectos adversos) de qué consecuencias podría acarrearme a futuro. En lo personalísimo prefiero una gripe que sí sé cómo se siente a todo el abanico de infinitos efectos colaterales que no tengo siquiera noción de cuáles podrían ser. Qué sé yo, soldado que huye sirve para otra batalla.
Pero en esto también hay grieta, como en todo, y hoy decir que el otro no es un enemigo por el solo hecho de pensar distinto le vale a uno la dolorosa acusación de tibio.
El caso es que yo no creo que todo el que se haya vacunado sea un “covidiota” ni un estúpido ni tampoco que se merezca que sus hijas de quince años colapsen en medio de su propia fiesta, como me ha tocado leer en este tiempo.
Sí, las redes sociales no son el mundo pero sí son una fracción del mundo: son el lugar en el que muchos aprovechan para poder expresar lo que en la vida real no dirían por la sencilla razón de que si dijeran determinadas cosas seguro les cabría comerse de vez en cuando una piña en medio de los dientes de parte de alguno que se haya levantado ese día con el culo dado vuelta.
Es importante que seamos conscientes de que nadie es superior a nadie y nadie es más vivo o inteligente que nadie y que nadie es más idiota o pelotudo que nadie. Todos, sin falta, tenemos nuestra inteligencia y también nuestra cuota de necedad y nuestra pelotudez supina e incurable, todo eso forma parte de la naturaleza humana.
Lo que quiero decir es que está bien si vos no te vacunás y ves que hay cosas que están mal y se ven raras en el escenario que estamos vivenciando, pero eso no te da derecho a creerte que sos el más capo de la cuadra y que el otro es un inferior porque prestó el bracito. Porque del mismo modo que vos te creés que sos el poseedor de la verdad, el otro cree lo mismo de su versión, y seguro tiene razones que a su modo de ver pesan.
Ayer en la ducha me estaba acordando de una persona de mi entorno que me dijo lo siguiente: “Decidí vacunarme cuando vi que los mismos que criticaban al gobierno por el manejo de la pandemia hacían fila para vacunarse o viajaban al exterior para hacerlo”. Y pensaba: claro, es que el relato tiene más de un seguro antidisidencia. Está la figura del conspiranoico, pero también está esto, la publicidad engañosa.
Para esta persona resultaba lógico pensar que si hay alguien que supuestamente se opone a lo que un gobierno dice en relación con una crisis sanitaria pero que en cuanto puede va y se hace vacunar, será porque esa persona en su posición de privilegio en tanto que miembro de la política partidaria o de los medios de difusión goza de una información que a los mortales de a pie nos escapa, léase: “hay que vacunarse”.
Y me acordaba entonces de cómo la papa se hizo popular en Francia, cómo para hacer ver atractivo un alimento del que las mayorías desconfiaban y muy pocos conocían a un piola se le ocurrió la brillante idea de poner en su huerto un sembradío de papas y hacerlo custodiar día y noche por soldados a caballo con sendos mosquetes, supuestamente para que a nadie se le ocurriera robarse esos tubérculos con forma de nada.
Y claro, ahí está, la publicidad engañosa. Te dicen que muchos se quieren robar aquello que nadie quiere robar y entonces vos pensás: “No puedo creer que haya tanto misterio detrás de este asunto, voy a hacer lo imposible por obtener aquello que se esconde detrás de ese cerco porque si me lo quieren esconder para negarme el acceso, será por algo. Debe ser que acá hay algo de mucho valor, solo que yo soy tan boludo que no llego a darme cuenta”.
Y así planto papas, me vacuno o lo que sea que se me niegue, por las dudas, porque eso seguro tendrá un valor que yo no llego a ver, pero quien se toma el trabajo de poner custodia al sembradío, sí.
Así que no carece de lógica nadie, todos tenemos nuestros argumentos, lo que no implica que no exista la verdad. El tema es que esta es esquiva, es fragmentaria y una vez más, apenas asintóticamente podemos, en algunos momentos de iluminación, acercarnos a ella. No somos unos capos por vacunarnos ni por no vacunarnos, del mismo modo que por haber sido blanco de una denuncia tardía no somos inocentes de haber mantenido relaciones sexuales de moral dudosa con un menor en caso de haberlo hecho, como tampoco somos inocentes de ser agentes de la subversión y la fragmentación social en el supuesto caso de haber en su tiempo sido víctimas de abuso sexual o de estupro.
Nada es tan lineal, no es ni tan tan ni muy muy, porque nadie es acreedor de la verdad absoluta y porque tenemos que dejar de vernos los unos a los otros como enemigos y como estúpidos, inferiores e incompatibles. No podemos coincidir en todo con todo el mundo pero tampoco podemos anular a todo el mundo por el hecho de que piense algo distinto de lo que pienso yo en relación con algún asunto en particular. Nadie es monedita de oro, no podemos incurrir en la soberbia de creer que nadie que no sea así de excelentísimos como somos nosotros tiene derecho a dirigirnos la palabra, porque el resultado de esa soberbia es necesariamente la soledad. Es decir, la fragmentación social.
Debemos dejar de querer tener la razón y en cambio darnos el lujo en todo momento de perseguir la justicia y la verdad, no creyéndonos de antemano poseedores innatos de ninguna de los dos. Porque si queremos unir, crear puentes, no podemos tomar por costumbre vivir levantando paredes o cavando grietas.
Esta es una invitación general, a quien escribe también, porque entiendo que todos tenemos nuestros momentos de cerrazón, hay días que la tolerancia a la pelotudez (a lo que cada quien entiende por pelotudez) está más baja que otros días y nos levantamos belicosos. Pero si no hacemos algo por dejar de vernos entre nosotros como montañas de mierda mientras nos creemos nosotros mismos que somos moneditas de oro nunca vamos a salir de esta grieta que nos separa cada día más y nos está convirtiendo en un océano de islotes a la deriva.
Excelente, compañera. Ni bien terminé de leer se me aflojó el alma (y el cuerpo también) porque sé que yo también estuve en esa de poner todo en una grieta al punto de sentirme distanciado hasta de mi propia madre, lo que me generó varias crisis nerviosas y hasta me siento culpable aunque sé que no debería. Pero de esto se sale con algo que conocemos y tiene nombre y apellido: Doctrina Peronista.
ResponderEliminarMuy buen artículo, Rosario. La búsqueda de la verdad siempre es algo que me desvela. Creo que la forma de acercarnos a ella es escuchar y conversar con toda la gente que podamos, siempre con humildad. "Dos cabezas piensan mejor que una" dice el dicho. Bueno creo que muchas cabezas pensando se acercan más a la verdad que una sola. Saludos!
ResponderEliminarExcelente, Rosario!! Gracias por ayudar a orientarme.
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